La Carboxiterapia consiste en la aplicación del CO2 con fines médicos. Es un procedimiento médico, mínimamente invasivo, seguro y con mínimos riesgos y complicaciones. El tratamiento Carboxiterapia oxigena y nutre la piel, ya que con el paso del tiempo la piel va perdiendo hidratación y textura. La exposición a los rayos solares también es responsable del envejecimiento de la piel.
Las aplicaciones subcutáneas de CO2 fueron realizadas por primera vez en 1932 en Francia, en la estación de Royat utilizando el gas natural de la estación termal para tratar problemas arteriales, venosos y las úlceras de piel.
El procedimiento de la carboxiterapia consiste en la aplicación de microinyecciones de CO2 mediante un equipo diseñado especialmente para este fin. Dicho equipo se encarga de controlar la velocidad de flujo del gas (contenido en un tanque), la dosis administrada y el tiempo de inyección. La introducción del CO2 se realiza por vía subcutánea, gracias a una fina aguja a la que llega el gas a través de un conducto flexible desde el equipo. El gas debe ser de tipo medicinal anaeróbico con una pureza del 99,9%.
La duración de una sesión de carboxiterapia puede durar entre 30 y 60 minutos, dependiendo de qué áreas se vayan a tratar, y cuántas de ellas en una sola sesión.
El tratamiento con Carboxiterapia busca oxigenar y nutrir la piel. Este objetivo se logra gracias a la acción probada de la Carboxiterapia al mejorar la microcirculación de la piel, facilitando la irrigación sanguínea en la zona tratada.
Además la Carboxiterapia tiene la propiedad de estimular la producción y reorganización de las fibras colágenos y elásticas de la piel.