La cuperosis facial son pequeños capilares dilatados (telangiectasias) que aparecen como consecuencia de un aumento de la presión sanguínea en la zona. Por lo tanto, es un problema vascular, es decir, de la circulación cutánea.
Su localización es en las mejillas y en las aletas de la nariz, en ocasiones también en la zona del escote y el mentón.
La cuperosis afecta más a las mujeres que a los hombres, sobre todo aquellas con piel fina y sensible ya que la epidermis en estas pieles es más transparente y se enrojece con mayor facilidad.
Desencadentantes Externos: Factores químicos, factores físicos o factores ambientales.
Desencadenantes Internos: Trastornos digestivos/hepáticos, Ingestión comidas picantes, Hipertensión arterial, Diabetes o Tabaquismo.
Suele acentuarse con los cambios de temperatura, principalmente al pasar de frio a calor, cuando se come o bebe algo muy caliente, con las comidas picantes o especiadas y con el tabaco y el estrés.
La cuperosis puede ser la fase inicial de la rosácea, una enfermedad crónica de la piel que en fases avanzadas puede dar lugar a la presencia de pápulas y pústulas y que puede cursar a brotes.
El tratamiento ideal del cuperosis es el láser vascular. Uno de los más efectivos es la Luz Pulsada Intensa (IPL, Ellipse®) ya que la detección selectiva de la fuente de luz por la hemoglobina que se encuentra dentro de los vasos sanguíneos dilatados provoca el colapso de los mismos y su desaparición, mejorando considerablemente la rojez facial.
Para que el tratamiento del Cuperosis sea efectivo, generalmente suelen ser necesarias dos o más sesiones.
Los resultados del Cuperosis son visibles después del tratamiento reduciendo de forma considerable la rojez del rostro.