La terapia con PRP sé inicio hace más de 20 años para favorecer la formación de hueso en las cirugías de columna y en la recuperación de los tejidos blandos después de las cirugías plásticas. En Dermatología se utiliza como un bioestimulador de la piel en el manejo del rejuvenecimiento cutáneo, en el manejo de pacientes con alopecia areata y androgénica, y para fortalecer las pieles alteradas por cirugía, quemaduras o radioterapia.
La decisión de cuando realizar el procedimiento de PRP depende del paciente y el motivo del tratamiento. En general se puede realizar en cualquier momento al ser un procedimiento mínimamente invasivo con una duración de 60 minutos. Es importante tener en cuenta que en la mayoría de los tratamientos será necesario más de una sesión.
El día del procedimiento se realiza la extracción de la sangre en la clínica, la cual es centrifugada para aislar las plaquetas de los otros componentes de la sangre, este proceso dura unos minutos, en los que el paciente está en el consultorio. Una vez separado el plasma, se activa con gluconato de calcio, para así ser puesto nuevamente en el paciente en las áreas de interés.
Debido a que es un procedimiento que se realiza con la misma sangre de cada paciente los riesgos son prácticamente inexistentes.
Durante los primeros días del procedimiento recomendamos no utilizar sauna, turco o piscina, utilizar protector solar y continuar la rutina de cuidados diarios.
Las patologías relacionadas con este procedimiento son:
Se recomienda un mínimo de 3 sesiones al año dependiendo del estado inicial de la piel y la edad del paciente.
