El resultado final se observa después de varias sesiones dependiendo cada tratamiento.
La terapia fotodinámica se puede emplear en el tratamiento de ciertos tipos de cáncer de piel, como el carcinoma basocelular, carcinoma escamocelular in situ y la enfermedad de Bowen. Así mismo para el manejo de lesiones con potencial de malignización como son las queratosis actínicas y la poroqueratosis. Otras situaciones en las que utilizamos la terapia fotodinámica como excelente alternativa terapéutica es en el manejo del acné, el acné rosácea y el fotoenvejecimiento.
El día del tratamiento se limpia suavemente la piel y se retiran las costras, se aplica la crema sensibilizante sobre el área a tratar, dejándose cubierta durante 1-3 horas (dependiendo la indicación), posterior a este periodo se realiza la iluminación con una lámpara especial (lámpara de diodo) durante unos minutos, entre 7 y 10 minutos, según cada caso. Una vez se acaba la sesión el paciente regresa a su vida normal sin problemas. El número de sesiones es definido por el dermatólogo dependiendo la indicación terapéutica.
Los riesgos de este tratamiento son picor, ardor, calor e incluso dolor durante la aplicación de la luz, especialmente cuando se trata la cara o áreas extensas, los cuales se alivian con la aplicación de frío o agua fría en aerosol. En los días posteriores a el tratamiento pueden aparecer costras y enrojecimiento que se resuelven sin secuelas.
Después del procedimiento recomendamos utilizar protector solar con un factor de protección alto por lo menos durante las primeras 48 horas. Adicionalmente recomendamos cubrir las heridas en el caso de tratamiento de cáncer o de lesiones precancerosas.
La terapia fotodinámica esta contraindicada en pacientes con lupus, porifirias y en mujeres embarazadas.
Las patologías relacionadas con este procedimiento son: